Iguazú: Más merenderos con crecimiento de asistencia alimentaria y medicamentos a las familias más vulnerables

Iguazú. “Cada vez peor, cada semana se abre un merendero y eso me preocupa porque la gente tiene necesidades para comer”, dijo a Primera Edición la funcionaria municipal Iracema Da Silva en referencia a las necesidades económicas de la población en una ciudad donde un lujoso hotel está ubicado a 10 minutos del barrio más vulnerable.
“Hay muchas necesidades de la gente y lo que más impacta es la ayuda entre las madres”, dijo la secretaria de Acción Social al explicar la organización que existe entre vecinas del mismo barrio quienes se agrupan para ayudar a la familia que más necesita y así compartir los alimentos.
“Cada semana entregamos, a través del intendente, el módulo alimentario a las personas que necesitan y solicitan”, explicando el contenido del módulo que agrupa alimentos de primera necesidad que permite a cada familia elaborar la comida en su hogar. También indicó las demás urgencias en medicamentos, pasajes para atención sanitaria en Posadas y Buenos Aires, anteojos, sepelios y acompañamiento a los pacientes de diálisis cuyo gasto oscila semanalmente cuatro mil pesos en cada paciente.
“Por ejemplo: esta semana tuvimos 4 pedidos de anteojos y no se niega ante la necesidad de la gente y más aún cuando se trata de niños”, comentó Da Silva.
Es así que los pasillos del Centro Integrador Comunitario (CIC) están colapsados en la mayoría de los días hábiles. Allí, en el barrio San Lucas, funciona la Secretaría de Acción Social con atención odontológica, médicos, programa de celiaquía, área de discapacidad, gimnasio de IPS y pensiones; entre otros sectores.
Una de las madres en espera para ser atendida en el lugar demuestra la angustia porque su marido sufrió un accidente laboral y ella debe conseguir alimentos hasta que su compañero se recupera. “Busco comida”, dijo Maribel. “Me da vergüenza, pero somos pobres y no ocultamos lo que somos. Mi marido gana 10 mil pesos (mensual), está en negro en el trabajo y yo 4 mil como personal de limpieza en una casa familiar, y así la plata no alcanza para vivir, no alcanza”, explicó la madre de cuatro niños pequeños.
También Sofía es madre de dos hijos que habitan en el barrio Primero de Mayo. Su marido corta el césped en un hotel familiar y recurren a la asistencia del municipio para los alimentos de primera necesidad. “Es muy difícil llevar adelante la familia porque entre los dos ganamos 9 y 12 mil pesos, pero al comer en un comedor nos facilita bastante y a eso hay que agradecer que los vecinos son solidarios cuando te dan ropa, harina, yerba, aceite”, comentó.
De esta manera, según la funcionaria Da Silva esta situación comenzó a complicarse hace tres años con el aumento de los merenderos, los vecinos que llegan para pedir la ayuda de los módulos alimentarios, pasajes para derivaciones sanitarias, asistencia de salud y gastos de farmacia que en algunas ocasiones llega semanalmente a 80 mil pesos en medicamentos.

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